El último poeta a quien nos referiremos es Abraham Shtern
(1907-1942), conocido también por su nombre en la clandestinidad,
Yair. Por supuesto es el más joven de los poetas tratados,
pero también el que murió más joven, a los
34 años abatido por las balas de la policía británica
que lo perseguía por estar al frente de un movimiento de
lucha contra el Imperialismo. Primero estuvo junto a David Raziel
en el Irgún Zvaí Leumí pero en 1940 se separaron
sus caminos y él se puso al frente de los Lojamei Jerut Israel
(luchadores por la libertad de Israel).
Casi todas sus poesías reunidas en un breve tomo son combativas.
Empezaremos con la que se convirtió en el himno del Leji,
(abreviatura de Lojamei Jerut Israel) llamada Soldados Anónimos.
En estas poesía describe lo que es ser soldado anónimo
que está enrolado por toda la vida y al cual liberará
sólo la muerte, porque tenía pocas esperanzas de sobrevivir
en la hora del triunfo.
Su lema era: defensa del pueblo y conquista de la libertad.
Esta poesía fue escrita en 1932
A continuación la poesía:
Soldados anónimos
Somos soldados
anónimos, sin uniformes.
Alrededor nuestro el terror y la muerte
Todos estamos enrolados por toda la vida;
De las filas sólo la muerte libera
En días rojizos de sangre y asalto
En noches oscuras de desesperación
En pueblos y aldeas la bandera levantamos
Y ella dice: defensa y conquista
No nos moviliza el látigo cual a bandas de esclavos
Para derramar nuestra sangre en tierras extrañas
Nuestra voluntad: ser siempre hombres libres
Nuestro sueño: morir por nuestro pueblo.
En días rojizos de sangre y asalto…
Miles de obstáculos en todas partes
Puso el destino cruel en nuestro camino,
Pero enemigos, espías y cárceles
No podrán detener nuestra marcha.
En días rojizos de sangre y asalto…
Y si nosotros caemos, en calles o en casas
Nos enterrarán de noche, en silencio
Entonces vendrán otros millares
A defender y cuidar por la eternidad
En días rojizos de sangre y asalto…
Con lágrimas de madres que perdieron sus hijos
Y con la sangre de niños inocentes
Como cemento juntaremos los cadáveres -
Y levantaremos el edificio de la patria
En días rojizos de sangre y asalto
Yair se consideraba poeta y soldado, una idea semejante a la que
enuncia Uri Tzvi Grinberg en su poesía la canción
y la espada.
Esta poesía contiene los versos que lo rigen:
Hoy escribo con la pluma, mañana escribiré con la
espada
Hoy escribo con tinta, mañana escribiré con sangre
Hoy escribo sobre papel, mañana escribiré sobre espaldas
humanas.
Y esto dice la poesía que casi no requiere comentario
Sí, yo también soy soldado y poeta
Hoy escribo con la pluma, mañana escribiré con la
espada
Hoy escribo con tinta, mañana escribiré con sangre
Hoy escribo sobre papel, mañana escribiré sobre espaldas
humanas
El cielo dió el libro y la espada,
El destino decretó: soldado y poeta
El canto del poeta está lleno de esplendor y de fuerza,
Con el negro de tizones de casas
Y el blanco del brillo de las espadas
Con el dorado del la llama del fuego
Con el rojo de la sangre.
Con el celeste de las estrellas se forma la visión del hombre
Que mañana combatirá por su libertad.
En víspera de la batalla el poeta canta.
Cruel y amargo es el último combate
Al borde del desierto de hierro con cielo de plomo.
El dolor desgarra el corazón como la espada enemiga.
Cae el soldado ante la migaja que lo salva del hambre
Y en el abismo de la negra desesperación
Derrama su sangre
El reino de Israel aquí en Sion!
Escuchad mi voz primera y última!
Cubrid con cielo de oro el desierto de plomo
Romped las ataduras de la esclavitud
Lavados en la sangre del enemigo
Y entregad a todo hambriento el pan de la libertad
Pon la corona real sobre triste ciudad
Señor de Sión y Jerusalem.
Poesia
Combativa
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