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INTRODUCCION

 

Veamos, ante todo, qué profetizó Uri Tzvi Grinberg en sus poemas. Profetizó el Holocausto, o como él prefirió llamarlo, la destrucción de las comunidades judías en Europa. Profetizó el resurgimiento de la soberanía judía en Israel que él denominó la llegada del Mesías. Profetizó el surgimiento de una generación revolucionaria y combatiente, y por último profetizó la liquidación del Imperio Británico bajo cuyo dominio estaba la Tierra de Israel.

Comenzaremos con el poema "In maljus fun zóilem" (En el reino de la cruz), publicado en la revista Albatros N° 3/4 editada en Berlín, en idioma idisch, en 1923. En esta revista, cuyos dos primeros números se imprimieron en Varsovia (el segundo número fue confiscado por la censura), colaboraron, entre otros, dos jóvenes poetas: Péretz Márkisch y Méilej Rávich. Ellos, junto a Grinberg, constituyeron durante algunos años un grupo literario denominado "Di Joliastre", que puede traducirse como "La barra" o "La banda". Este número de Albatros, y principalmente el poema "In maljus fun zóilem", señalaron el fin del grupo y de la revista. Uri Tzvi Grinberg se fue a fin de ese año 1923 a Israel. Péretz Márkisch se fue a la Unión Soviética, donde siguió escribiendo poesía en idisch, y constituyó junto a Davi Hofschtein y Leib Kvitko el gran terceto de poetas judíos de Ucrania. Pese a publicar todas sus obras de acuerdo a la línea comunista -incluso una oda a Stalin-, fue fusilado junto a sus dos compañeros y a otros escritores judíos el 12 de agosto de 1952. Méilej Rávich recorrió en su larga vida casi toda la diáspora judía desde Australia a Canadá, pasando por Buenos Aires, escribiendo prosa y poesía en idisch.

Analizaremos a continuación algunos -relativamente pocos- versos de este largo y fundamental poema que Grinberg escribió cuando sólo tenía 26 años. Casi al principio dice:

 

Yo soy el cuervo, ave de llanto del bosque doliente
de Europa.
En los valles de dolor y de miedo son ciegas las
noches bajo las cruces.
Yo elevaría voces de llanto fraterno al pueblo árabe
de Asia,
venid a conducirnos hacia el desierto, ¡tan pobres
somos!
Pero tienen miedo mis corderos, porque la media
luna se extiende como hoz ante nuestros cuellos.

 

 

 

 

 

El poeta se autodenomina cuervo, el ave que anuncia el mal y la muerte; en resumen, el anunciador del futuro holocausto. Quiere escapar, huir al desierto -símbolo de la tierra de Israel en aquel entonces-, pero ya prevé que la recepción por la población árabe será sangrienta, que la media luna islámica se convertirá en hoz ante los cuellos judíos como lo fue en 1920 en Tal Jai y en 1921 en Iafo, y lo sería más intensamente en 1929 en Hebrón y en Safed, en los tumultos de 1936 a 1939 en casi todo el país, y en todas las guerras y en los actos terroristas en la época del Estado de Israel.

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