Seis millones
de copas de Eliahu con sangre en vez de vino
Seis millones de hombres libres que están muertos.
No vendrá Eliahu a contar sus cadáveres,
allí están los asesinos
y su mano no alcanza los picaportes.
No vendrá Eliahu a probar de las copas
en las que hay sangre en vez de aguardiente
para la comida de los gentiles.
Luna de pascua y campo de estrellas,
silencio, silencio.
Aún en sueños no se arriesgará Eliahu,
hay que cruzar el mar aún en sueños.
El queda - en su dolor - sobre las tumbas de los judíos.
Ellos lo querían y él los quería.
Ellos eran pacientes y querían esperarlo.
Pero los gentiles no les dejaron esperar.
El queda sobre sus tumbas, el único judío.
Sin engaños como dicen los gentiles,
porque no es un cuerpo vivo de carne y de sangre.
Allí estuvo solitario, allí estuvo silencioso,
día y noche en torno de su luto
verano e invierno, lluvias y heladas.
No se encoleriza contra él un gentil
no le ladrará un perro
porque no es cuerpo vivo de carne y de sangre.
Es sólo nuestro espíritu,
es el cadáver sin figura
debajo de él, lápidas,
distancias, distancias
y rabias sofocadas,
sin consuelos
sin reparaciones.