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PROLOGO

 

El Poeta de Jerusalem

"Péguese mi lengua a mi paladar" cantó el Rey David, el autor de los salmos, con la ansiedad de su corazón, "si no elevara a Jerusalem al frente de mi alegría" (Salmos 137-VI).

Dudo que hubiera después un poeta hebreo que no la elevara al frente de su alegría, al frente de sus anhelos nacionales y al frente de sus nostalgias.

Uri Tzvi Grinberg, el poeta de la elegía y el lamento por la destrucción del judaísmo de Europa, el acusador por la falta de acción de los dirigentes de las comunidades y el cantor de la fe en el resurgimiento de Israel, fue sin duda el más grande de los trovadores de Israel en nuestra generación.

"Soñé y aún sueño: Jerusalem construida
con calles embaldosadas,
sobre el asfalto está el espíritu santo".
Discurso del hijo de la Sangre

Todo nueve de Av -día de la destrucción del Templo- Uri Tzvi Grinberg subía y recorría sus murallas. De acuerdo a versiones que no puedo confirmar ni negar, pasaba allí toda la noche. Yo supongo que el folklore popular adornaba en parte los hechos, pero esto rige también para el relato del más grande de los poetas hebreos de todos los tiempos: Yehuda Haleví. Cuentan que se encaminó y llegó en paz a Jerusalem y mientras estaba absorto en sus oraciones, fue aplastado por las herraduras del caballo de un jinete árabe. Estos relatos tienen un destino propio. Comienzan tal vez como cuentos, pero terminan como hechos que sucedieron como una supuesta verdad, siempre superior a la vida misma. Las murallas de nuestra ciudad, eterna e indivisible, constituyen hoy un paseo luminoso. Si pudiéramos recabar testimonios acerca del sitio elegido por el poeta para unirse con su reino todo "nueve de Av", lo señalaríamos a sus admiradores como se muestra usualmente a los curiosos los lugares preferidos por los hombres famosos o hacedores de milagros. De todos modos, yo veo en Uri Tzvi Grinberg al gran amante de Jerusalem.

"Ay como embelleciste
ciudad madre y reina por la eternidad".
Zona protegida

Su canto fue siempre discutido. Unos lo veneraban, en los corazones de otros despertaba odio, pero nadie lo leía con indiferencia.

Mis compañeros y yo -si puedo traer un ejemplo personal- lo reverenciábamos. Su ira poética y la elevación de su lenguaje profético hablaban a nuestros corazones. En cierto modo era para nosotros más que un poeta. Vimos en él un patriota, un luchador y un abanderado. Aún hoy luego de haber cruzado el cenit de mi vida leo emocionado lo que los años negros agitó nuestra sangre:

"Tú no vencerás a mi Jerusalem.
Tú ahora para mí no eres hija de Arabia".
Discurso del hijo de la Sangre

Ahora, que tenemos un Estado propio, bajo nuestros propios cielos, quisiera vivir en paz y con relaciones de buena vecindad con todos los pueblos árabes. Pero la ideología militante y martirológica del fundamentalismo islámico tiene como primer mandato en su concepción apocalíptica de los días futuros, la destrucción del Estado de Israel.

Las figuras dominantes en la poesía de Uri Tzvi Grinberg son el patriarca Abraham, cuyo nombre está ligado al "sacrificio" en el Monte Moria y David, Rey de Israel.

En medio de este decenio nos aprestamos a festejar, entre el alborozo del pueblo y las multitudes, el año tres mil de la existencia de Jerusalem. La edición de Poesía Profética de Uri Tzvi Grinberg en español es un hecho adicional a los acontecimientos culturales que acompañan a los festejos de la ciudad de David, fundador del Reino de Israel.

 

Ehud Olmert
Intendente de Jerusalem

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