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JUDEA HOY, JUDEA MAÑANA / PROFECÍA DOLIENTE, PROFECÍA JUBILOSA

 

Reino Británico, te fuimos fuente de impuestos.
También Arabia lamió mi miel de tu cuchara.
Nos sometieron a las órdenes de tus funcionarios.
Mis dirigentes, son tus Flavios.

No llamaste a la concentración de las Diásporas;
destinada a cumplir la misión del hostil cristianismo:
hacernos pasar el tormento que sufrimos desde los
días de Tito
dentro de la Jerusalem hebrea y doliente.

"Judea capta" día a día, seguir pagando
con el mismo espanto más y más cadáveres,
montañas de cadáveres, el precio del antiguo tormento
que pasamos nuevamente en nuestra Jerusalem.

Espanto: estar tan derrotados en la casa paterna.
Humillados hasta el abismo en la capital de David.
Que se permita a todos los perros de Arabia
jadear en el rostro de los hijos del grande David.

Sí, fuimos muy abatidos. Pero desde el Sinaí ardiente
y en todas nuestras marchas a través de las llamas del
fuego
se nos ordenó siempre ser la antorcha eterna,
que se dobla en el tiempo pero que nunca se apaga.

Estamos doblados, ardemos... Amén. Somos la
esencia de la zarza.
En nuestras casas hay poco canto y mucho sollozo.
Son días de Tito nuestros días y tus piernas son de
hierro
y la tierra de Israel se llama Palestina.

Vendrá un día y el cocodrilo se arrojará de las aguas
del Nilo
y caerán sobre ti los peces de Babilonia de las
corrientes del Eufrates.
Yo veo volar desde el Rhin las águilas de Amalek
hacia los altos techos de Westmister.
Yo veo desbordar el Ganges sobre tus hombros
tragando al hombre y su arma,
todo tanque y todo cañón.

Yo veo a toda la India arrancar vuestras anclas,
las cadenas de vuestros puentes y el Océano en medio...
Yo veo el mar - eterno regazo a tu flota.

Judea libra, Judea marítima, desde Eilat hasta Tiro,
hasta el Eufrates y su corriente.
Si mi pueblo hebreo fuera el único soberano en su
tierra
sería tu aliada y tu fortaleza en tu hora de necesidad,
en la sangre canta la fortaleza de sus piernas,
potencia amiga en las costas del Mediterráneo.

Si fueran más sabios tus consejeros, si al fin
entendieran,
si previeran como lo hago yo la llegada de tu orfandad,
que el día de tu reinado tiende hacia el ocaso.

Te veo descender al mar en Haifa y en Iafo,
para zarpar en barcos ingleses...
y en las espaldas de tus soldados hay calor y hay frío
como en la mía al escribir estos versos.

Yo tengo en Mesías y aunque está aún lejos,
está oculto en la espada envainada de David.

Yo veo tormentos que sobre mí vendrán,
más terribles que los que sufro ahora.

Mis oídos oyen mucho llanto,
veo muertos, inmolados y quemados.

Veo cárceles llenas, cadalsos,
en Jerusalem, en Iafo, en Aco
y los rostros de los rebeldes judíos condenados a
muerte.

Yo los veo ir al cadalso
con la aurora de Jerusalem en sus rostros.

Yo veo ya rondar los aviones
sobre el Monte del Templo en día festivo.

Yo veo multitudes festejando, mientras tiran
hacia el arroyo Kidrón millares de balas
como los años de la opresión.

Yo veo el Monte del Templo como Sinaí ardiente
y un jinete de fuego tocando la trompeta.
Y la bandera de David sobre la torre de David
.

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